Tenemos que reconocer que escribir estas líneas nos ha costado un poco. Pero es que hay tanto que contar de esta boda y tooodo es tan único que ¿por dónde empezar?
Lo mejor, suponemos, será empezar por lo más importante: los novios. Cuando conocimos a Ana y Miguel enseguida nos dimos cuenta de dos cosas: que tenían una idea muy clara de cómo sería su boda y que encajaban a la perfección.
Trabajar con ellos ha sido de lo más fácil y verlos tan involucrados en cada detalle nos motivaba aun más si cabe a dar lo mejor de nosotras. Esa fuerza, esa ilusión y tesón en conseguir que todo saliera genial para que los invitados pasaran un día inolvidable fue el motor que lo impulsó todo desde el principio. Empezando por el lugar de celebración, tanto de la ceremonia como de la fiesta, que no fue para nada una elección al azar, ya que Miguel guarda una relación muy personal con el lugar. Y, ¿quién se atrevería a quejarse si te casas con la Alhambra como testigo silencioso y majestuoso de todo lo que ocurre? Las subidas a pie por la Cuesta del Chapiz siempre tienen su recompensa. No está mal para empezar, ¿no?
La entrada de Ana a la ceremonia fue espectacular. Al verla, no podías pensar más que la elección del vestido, peinado y maquillaje hablaban de su personalidad al 100%. Y si no, que le pregunten al novio.
No faltaron mimos para los invitados desde el primer momento: limonada fresquita para controlar el calor del mes de julio, pai-pais, pañuelos, arroz, pétalos de rosa rosa (porque el color marcaba el fondo de todo) y abanicos.
Y al salir de la iglesia, ya como marido y mujer, no faltó la sorpresa preparada por la Comparsa Ciudad de la Alhambra. Nos dio un chute de energía a todos para empezar la fiesta con todas las ganas del mundo. Pero el recibimiento en el lugar de celebración no se quedó atrás, el maestro Juan Pinilla nos dejó enamorás.
Estando en pleno corazón de Granada, las mesas no podían llamarse de otra forma que Generalife, Arrayanes o Sacromonte. Un guiño, ideaza de los novios, que nos encantó. La cena, una vez más en esta pasada temporada, corrió a cargo de Eva y Jesús del Catering H&R. Y después de la tarta, aun había más: no faltó un rincón caribeño para tomarse un mojito (que El Caribe, si quieres, lo tienes a un paso), palomitas y algodón dulce, crepes y mesa dulce. Y chica, ya a estas horas ¿quién aguanta en tacones? Seguro que hay más de una pero para las que son como nosotras, había un rincón de alpargatas para ponerse más cómoda y darlo todo en la pista de baile.
Se nos quedan cosas en el tintero, eso seguro, pero no podíamos teneros leyendo una eternidad. Así que, qué mejor que dejaros con la imágenes del gran Leandro Ruiz para que podáis ver por vosotros mismos lo que fue una noche mágica.
Si nos tenemos que quedar con algo que lo resuma todo es con la química hay entre Ana y Miguel y con el amor que, de verdad, se respiraba ese día. Y no solo entre ellos. Cuando en un día tan señalado tus familiares y amigos te dedican unas palabras, sabes que lo que dicen es sincero y directo.
Para poner punto y final a este post, como siempre, damos las gracias a todos los proveedores que colaboraron codo con codo para que todo saliera genial:
Coordinación y montaje de decoración: Sr. Klein
Catering: H&R Catering
Fotografía: Oko Studio y Ana Belén Pivarda
Videógrafo: Leandro Ruiz Videógrafo
Mesa dulce, rincón de alpargatas, carrito de limonada, carrito de palomitas, carrito de crepes, carrito de helados y carrito de algodón dulce: Granadate
Floristería: Mónica Florista
Tarta: Lussocake
Iniciales novios: Sr. Klein
Letras LOVE: Carpintería Dani Viruta
Photomaton: Old Camera
Iluminación: Granadaled
Música iglesia: Kontrapunto
Cantaor flamenco: Juan Pinilla
Dj: Dj Alberto
Rincón de maquillaje: Luciana Mary Kay
Papelería: Noviembre dulce
Animación infantil: Divercudis
Rincón de cócteles: El Rincón de la Salsa
Comparsa: Comparsa Ciudad de la Alhambra
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